El Puku Puku el comerciante

En aquellos tiempos pasados, los animales ejecutaban acciones del hombre, así el puku puku era un comerciante que comercializaba preferentemente hojas de coca, quien llevaba su mercadería de feria en feria para su venta.

En su comunidad el puku puku, se dice que ya contaba con dinero y se sentía orgulloso frente a las demás personas.

Un día una señora de condición humilde va en busca de coca, precisamente le encuentra a este señor comerciante, le pide que le vendiera un poquito de coca para el día.

El puku puku le responde que no vende pequeñeces; al escuchar la negación de la venta, la señora se retiró muy dolida. En casa, esta mujer eleva queja, con el sentimiento y dolor, al apu (Dios).

El puku puku comerciante emprende marcha con dirección a una feria cargado de hojas en burros y llamas; así, tras un largo caminar por fin llega y descansa al pie de una peña, descarga y asegura su mercadería alrededor, amarra sus ganados de carga, y así se entregó al sueño. Se pasó durmiendo todo un año, en ese lapso su ropa perdió de color, sobre todo la parte de la espalda, justo al cabo de un año, despierta a la misma hora y el mismo día, hecha de menos su mercadería y sus animales de carga; pero ya no estaban. Pregunta a las personas que vivían en las cercanías: ¡… hermanos me di una pestañada, en eso desapareció mis mercaderías y animales de carga…!, los comuneros del lugar contestaron, ¡…no hemos visto nada…!. Uno de ellos dice, ¡…hace un año que en ese lugar la polvadera levantaba hojas de coca, muchos animales se acercaban a comer, pero hace ya un año…! El puku puku comerciante habla, ¡…no puede ser, debe ser otro; en mi caso solo ha ocurrido en un cerrar de ojos…!. Otro comunero le afirma, ¡…creo que ya pasó un año, fíjate tu ropa, por estar todos los días en el sol hasta a cambiado de color…!; responde, ¡…no puede ser, mejor voy a consultar al yatiri…!. El yatiri después de barajar las hojas de coca le responde que efectivamente pasó durmiendo todo un año, como un castigo, por no comprender a su semejante de la necesidad que sentía. Como castigo perdió sus mercaderías, sus animales de carga, su dinero.

A PERSONAS HONESTAS UNA MIGA DE PAN NO EMPOBRECERÁ SU COMODIDAD.

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